jueves, octubre 22, 2009

Natalia Estimírova: En tiempos revueltos, la mujer es la que pierde I

Natalia Estimírova, la responsable de Memorial en Grozni, fue secuestrada y asesinada el 15 de julio.
Esta ONG investigaba atrocidades presuntamente cometidas por los órganos de seguridad en Chechenia.
El año pasado Natalia Estemirova se permitió criticar en la televisión rusa la política del velo de Kadyrov, el presidente checheno. Declaró que aunque ella se lo ponía por respeto cuando visitaba familias en los pueblos, no lo hacía en los lugares de trabajo, en la Prokuratura o en los ministerios, y que "el Gobierno no tiene que entrometerse en la vida privada de los ciudadanos". Unos días después, Kadyrov la llamó diciéndole que le había insultado y amenazado. Le soltó que le excitaba el pelo sin cubrir y que si lo que pretendía era excitarle, entonces no era más que una puta y no una mujer.
La cuestión del velo era una mera excusa para señalar a una persona molesta para el régimen. Una persona que podía informar a la prensa extranjera de los abusos del régimen. Pero el episodio es más que significativo: el velo es obligatorio en los edificios públicos, y se puede obligar a las mujeres a llevarlo. El argumento del dictador no deja margen a suponer que las mujeres puedan llevarlo voluntariamente o como símbolo de su identidad cultural.
Sin personas como ella, capaces de informar a un periódico de las exacciones del régimen, la prensa extranjera, incluso la escasa prensa independiente moscovita, no tendría ningún medio de recibir información fiable sobre Chechenia.
Las mujeres son sobre todo las víctimas del "retorno a la tradición" de Ramzan, de sus siloviki y de sus imanes. "La dictadura está basada también en la humillación de las mujeres", declaraba Natalia Estemirova en abril ante la cámara de Mylène Saulois. El velo es obligatorio en todos los edificios públicos y en la universidad. Ramzan Kadyrov y su entorno predican (y practican) la poligamia, argumentando que tras la guerra hay menos hombres y las mujeres tienen la obligación de portarse bien. "Es mejor para una mujer ser la segunda o tercera esposa que ser asesinada (por su mala conducta, claro está)", declaraba Kadyrov en abril en una entrevista que concedió a Rossiiskaia Gazeta. Unos amigos nos muestran en Grozni los pisos de las numerosas esposas de Ramzan, fácilmente localizables por los guardias de seguridad y las barreras que bloquean la calle. No parece que las que atraen su interés puedan elegir.

El hecho de que planee sobre las mujeres chechenas la amenaza de perder derechos día tras día puede ser lo que menos preocupe a los ciudadanos, incluso a ellas mismas. La población respira aliviada tras los largos años de sangriento conflicto y vive una apariencia de normalidad. Sus prioridades son el poder vivir sin sobresaltos y con sus necesidades básicas cubiertas; no oponerse a un régimen que les proporciona todo esto tras años de penalidades, o por lo menos no hacerlo en público, para no colocarse en el punto de mira del dictador.
En este estado de cosas, ellas tendrán que esperar, y eso si no empeora más su situación, lo que parece más que probable.

Fuente: Reportaje de El País Semanal. La información obtenida de la revista aparece en amarillo.

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