jueves, mayo 08, 2008

Del "sinsombrerismo" a la fábrica de sombreros

Investigando la figura de Maruja Mallo descubrimos su aportación a la modernidad de los años 20, junto a Concha Méndez y Margarita Manso, reivindicando la libertad de la mujer con la abolición del sombrero. El “sinsombrerismo” produjo una fuerte reacción en la sociedad del momento por todo lo que significaba de cuestionamiento de las normas establecidas que afectaría no solo a la moda sino también a la concepción del mundo, de la política y del arte.

Pronto la moda se extendió, García Lorca sería otro de sus seguidores más fieles, y ello terminaría afectando a la industria sombrerera, una de las que ocupaba más mano de obra fundamentalmente femenina.

Lo que son las cosas, la semana pasada, el 1 de mayo, asistimos a un recorrido guiado por las instalaciones abandonadas de la antigua fábrica de sombreros sevillana “Fernández Roche”. La fábrica, situada en la calle Heliotropo de Sevilla, había sido ocupada por un colectivo de jóvenes y artesanos para convertirla en un centro de dinamización económica y cultural del barrio, ante el peligro de ser destruida para construir viviendas de lujo.

El recorrido por las decrépitas instalaciones nos produjo una sensación de desasosiego: en rincones olvidados habían quedado restos de la vida de más de 400 personas, la mayoría mujeres, que diariamente habitarían esas naves, ahora oscuras y silenciosas, hasta hace poco ruidosas y llenas de vida.

La dictadura de Franco intentó acabar con la moda del sinsombrerismo obligando a los hombres a cubrirse nuevamente la cabeza con el sombrero y aparecieron anuncios publicitarios tan curiosos como “Los rojos no usaban sombrero”. Ello supuso una vuelta al sombrero para evitar represalias.

Sin embargo el paso del tiempo fue imponiendo la libertad de uso del sombrero (al parecer el presidente Kennedy fue el mayor defensor de la cabeza despejada) y las industrias sombrereras vieron disminuir sus ventas hasta cotas insoportables.

Muchas empresas desaparecieron y otras, como la de Fernández Roche, encontraron una salida en la demanda de los judíos ortodoxos y en los nobles ingleses que constituyen el 80% de los compradores de la actual producción.

Las imágenes son de la página de Sombreros Fernández Roche y de Todocoleccion.net.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades, una vez mas, Juana.A mí, que soy profesor de geografía e historia, aparte del tema de la coeducación, me encanta este tipo de entradas que conjuga la descripción de hechos aportando espacio, tiempo, vivencias y rigor histórico.
Espero la siguiente.
Un saludo.

Ana Echarri dijo...

Realmente me encantó la visita a la fábrica de sombreros, esperemos que la participación ciudadana ayude a conservar este lugar fascinante para actividades culturales.