sábado, octubre 13, 2007

Los niños con los niños, las niñas con las niñas: La vida en rosa

A mí es que se me funden los plomillos (por supuesto, rosas). Ya lo decía yo cuando en un reportaje de El País Semanal titulado algo así como "Las mujeres toman el mando" vi que el invento consistía en pintar móviles, portátiles y todo tipo de artilugios sofisticados de ese odioso color, aunque comenzaban afirmando que "El fenómeno no consiste en teñir todos los productos de rosa". Que, cuando algo es para mujeres, tiene que ser rosa, como los patucos que lucíamos de bebés o como la mitad de la ropa que lucen las nenas canis, que es que no sé cómo en Semana Santa no se ponen una mantilla rosa sobre el chandíta blanco de toda la adolescencia de dios. El rosa es el color de la vida fácil ("todo se ve color de rosa"), el color de la femineidad (¿eso exactamente en qué consiste?), pero, aún con más propiedad, es el color con el que nos han teñido: el color de las Barbies.
Fijaos qué frase más acertada la de este señor: "Si buscas nuevos compradores, píntalo de rosa y di que es para el público femenino". Es la triste realidad, ampliada por la circunstancia no menos triste de que si eso funciona es porque hay una clientela dispuesta. Vamos, que nosotras compramos rosa, o aceptamos regalos en rosa.
La imagen corresponde a lo ultimillo de "No puedo creer que lo hayan inventado". Claro que en este caso sí que podemos creerlo. Lo del Monopoly es un colmo más, pero yo pienso comprármelo. Fijaos, cuesta solo 16 eurillos. Porque otra cosa es que todo lo rosa es mucho más caro.
Yo no sé, pero no veo que los artículos supuestamente destinados al consumo masculinos sean preferentemente de color celeste; ¿el color de la masculinidad?

2 comentarios:

Juana G. Linares dijo...

En una sociedad de consumo desaforado como la que tenemos, cualquier forma de abrir mercado vale. Y está claro que cuando se está intentado que la mujer sea protagonista de los nuevos tiempos todo lo que pueda identificarse con ellas es fuente inagotable de dinero. Solo hay que reproducir los clichés preexistentes: ¿Que a las niñas se las viste de rosa desde que nacen? como yo quiero afirmar mi identidad, pues "todo rosa", y así desde botines hasta "felpas"; y ya veo a los fabricantes de coches creando la "línea femenina", en rosa, claro.
La cuestión es ¿cómo contrarrestar ese fenómeno?

Meli dijo...

Pues si supieras que la línea femenina ya tiene sus prototipos automovilísticos...
http://www.pixelydixel.com/2004/03/un-coche-para-mujeres.html
por lo menos no son obligatoriamente rosa, pero torpes nos suponen.