miércoles, octubre 31, 2007

Wallâda bint al-Mustakfi (994-1091)

UNA por UNA

(Seguimos teniendo que ampliar esta sección. Hoy es por L.S.C. , asesinada por su marido el 29-10-07 en Valladolid)

Wallâda era una princesa hija del califa Muhammad III al Mustakfí, de la familia de los Omeya cordobeses.

Fue educada en las tertulias literarias donde coincidían los autores más famosos de esta época final del califato de Córdoba.

Mujer de una gran belleza e inteligencia, muy pronto destacó en esos círculos literarios donde gozó de una libertad e independencia inusuales para una mujer de la época. Participó en competiciones literarias masculinas con el rostro descubierto, que contribuyó a forjar la leyenda de “mujer perversa y libertina”. Sin embargo el famoso Ibn Hazm, autor de El collar de la Paloma, defendió su honestidad y su libertad.

Al parecer llevaba escritos versos en la orla de su túnica, según la moda de Bagdad. En la manga derecha decía: “Estoy hecha, por Dios, para la gloria/ y voy, orgullosa, por mi propio camino”. En el izquierdo: “Doy poder a mi amante sobre mi mejilla/y mis besos ofrezco a quien los desea”

Prescindió de la tutela masculina y abrió un salón literario al que concurrían los poetas y literatos de su tiempo. También creó una escuela para niñas de distintas condiciones sociales. De ellas destacó Muhya bint At-Tayyânî al-Qurtubiyya, hija de un vendedor de higos y que luego escribiría poemas satíricos contra su maestra:

"Aleja de la aguada de sus labios
a cuantos la desean,
igual que la frontera se defiende de cuantos la asedian,
a una la defienden los sables y las lanzas,
y a aquéllos los protege la magia de sus ojos"


Wallâda es conocida por los poemas que se conservan y que están dedicados al gran amor de su vida: el poeta cordobés Ibn Zaydum. El amor entre ambos termina cuando Ibn Zaydum seduce a una esclava de Wallâda. Ello provoca una fuerte reacción que queda reflejada en sus poemas:

"Si fueras justo con el amor que existe entre nosotros,
no habrías escogido ni amarías a mi esclava;
has dejado una rama donde florece la hermosura
y te has vuelto a la rama sin frutos.
Sabes que soy la luna llena,
pero, por mi desdicha,
de Júpiter estás enamorado".

Vivió dedicada a la enseñanza y protegida por el visir Ibn Abdus hasta su vejez. Murió el mismo día en que los almorávides entraban en Córdoba, 26 de marzo de 1091.



sábado, octubre 27, 2007

Teodora y Justiniano


En el año 476 dC desapareció definitivamente el Imperio Romano de Occidente, con la deposición de su último emperador. Este acontecimiento apenas tuvo eco en Constantinopla, capital del Imperio en Oriente, en aquella época verdadero centro cultural y político de Europa y, junto con Antioquía y Alejandría, del cercano oriente.

Poco después de esta fecha ascendió al trono Justino, tío del más grande de los emperadores de Constantinopla, Justiniano. Fue un hombre culto, hablaba latín, era estudioso, apasionado por los problemas teológicos, inteligente, ambicioso, pero encontró una difícil situación política y social, que enderezó gracias a su habilidad y a la de su esposa, Teodora, con la que contrajo matrimonio en contra de la opinión de todos sus allegados.

No era en todo caso extraño que un emperador o miembro de la familia real se casara por amor, que una mujer en las mismas condiciones tuviera influencia y capacidad de decisión y fuera tratada en igualdad de condiciones que sus compañeros varones. Estas mujeres tenían acceso a la instrucción y a la cultura.

Pero Teodora no procedía precisamente de una familia noble. Hija de una familia circense, actriz e incluso prostituta ella misma, cautivó a Justiniano por su inteligencia y su belleza (durante el gobierno de Justino se había permitido el matrimonio entre personas de clases sociales diferentes y legalmente, no hubo, entonces, inconvenientes, sino por el contrario, a pesar de las críticas, tuvo como consecuencia atenuar en los hechos, las diferencias de clases). Unidas estas virtudes a un extaordinario valor y sangre fría, supuso un apoyo fundamental para Justiniano I y se dice que ella misma dirigía al general Belisario en las batallas difíciles y que contaba con un gran poder político. También fue ella, y no un titubeante Justiniano, la se decidió a aplastar la rebelión de Niká.

Gran legisladora, se encargó de dictar diversas leyes de corte feminista que ampliaron notablemente los derechos de la mujer.

  • Promulgó la primera ley sobre el aborto que se conoce.
  • Mejoró las leyes que regulaban el matrimonio.
  • Protegió del castigo al adúltero o la adúltera igualmente.
  • Permitió el matrimonio libre entre clases sociales, razas o religiones.
  • Permitió que la mujer se pudiera divorciar libremente.
  • Instauró la pena de muerte por violación.
  • Reglamentó los burdeles para evitar abusos debiendo estar regentados por las propias mujeres. y prohibió la prostitución forzada.

    Estas reformas hacían buena falta. La situación de la mujer en Bizancio era peor que en el occidente cristiano. Para las que no nacían de familia noble no había instrucción, ni otra salida que la iglesia y los baños públicos, totalmente veladas y acompañadas. A partir de los 12 años estaban listas para ser entregadas en matrimonio, concertado por sus padres.
    Las bizantinas vivian en tan extremada sumisión, que no podían siquiera presentar una demanda legal para defenderse de posibles atropellos. Si enviudaban, debían solicitar tutor para sus hijos. Si cometían falta moral se las apaleaba, rapaba y recluía en conventos de por vida. El adulterio no era sancionable para el varón, sí para la mujer.
    Murió de cáncer unos años antes que Justiniano, y, a pesar de su pasado nada dudoso, fue proclamada santa por la iglesia ortodoxa.

jueves, octubre 25, 2007

Fémina: Rimas contra la violencia de género

Cada vez hay más mujeres que utilizan el hip hop como forma de expresión para denunciar la discriminación y la exclusión social de las mujeres.

Gracias a Monserrat Boix accedo a Fémina 2007: Rimas contra la violencia de género, un concierto de música de hip hop femenino celebrado el 9 de octubre en la Sala Caracol de Madrid, donde participaron grupos tan interesantes como

Arianna Puella,


Dnoé, Shuga…


Remito al post de Monserrat Boix, magnífico por la cantidad de enlaces y vídeos que contiene sobre el evento.

Yo añado estas dos muestras más realmente interesantes del grupo chileno AMMELI “Sentimientos encadenados”


y “Delicados versos”

miércoles, octubre 24, 2007

Inés de Suárez

UNA por UNA

(Por Y.M.P. de 21 años, asesinada por su novio el 23-10-2007 en Málaga).

Inés Suárez, o de Suárez, es una de las mujeres que más destacaron en el siglo XVI por su participación en las campañas de Chile al lado de Pedro de Valdivia.

Había nacido en Plasencia y muy joven se casa con Juan de Málaga, aventurero que se embarca para buscar fortuna en el Nuevo Mundo.

En 1537 consigue permiso real para ir a buscar a su marido. Tras varios meses lo encuentra muerto en Perú y recibe una pequeña parcela de tierra por ser viuda de soldado español.

Ahí conoce a Pedro de Valdivia y se inicia entre ambos una fuerte relación amorosa en 1538. Desde ese momento colaboró con él en la expedición a Chile como enfermera, cocinera, administradora de los recursos económicos, organizadora de los campamentos, de la defensa de la retaguardia y participando en la batalla como soldado en la defensa de Santiago.

Isabel Allende publicó en 2006 una novela dedicada a su figura: "Inés del alma mía". Tras una amplia documentación, Allende reconstruye la figura de una mujer que pasó desapercibida por la historia a pesar del papel fundamental desempeñado junto a Pedro de Valdivia en la historia de Chile.

Lectura muy recomendada.



domingo, octubre 21, 2007

Trótula de Salerno

UNA por UNA

(por Rosa Natividad, asesinada por su pareja el 19-10-07)

Se desconoce la fecha de su nacimiento pero sí la de su muerte: 1097. Trótula, Trotula o Trotta fue una doctora educada en la Escuela Médica Salernitana, el primer centro médico sin conexión con la iglesia, donde se formaban tanto hombres como mujeres a través de los textos de Hipócrates, Galeno y Dioscórides que habían sido enriquecidos por los autores árabes y judíos.

En los círculos científicos las Damas de Salerno, entre las que se encontraba Trótula, tenían fama de médicas y estudiosas de la medicina. Fue autora de un libro titulado Passionibus Mulierum Curandorum, Las Dolencias de las Mujeres, donde trata de la menstruación, el embarazo, el parto, el control de la natalidad…

Defendía la necesidad de que las enfermedades femeninas fuesen tratadas por mujeres porque la enferma se sentiría menos cohibida ante otra mujer y porque ellas tienen mejor conocimiento del cuerpo femenino que los hombres.

Sus conocimientos están dirigidos al tratamiento de las dolencias y huye de las consideraciones morales que eran propias de los tratados contemporáneos. Trótula utiliza un lenguaje propio para referirse a las características del cuerpo femenino. Por ejemplo usa el término flores para referirse a la sangre menstrual: “flores que anuncian la posibilidad de fruto”; en los textos de la época el cuerpo de la mujer aparece contaminado y emana malos humores, ideas relacionadas con el concepto de pecado y de impureza.

Su libro aborda un amplio temario en sesenta y tres capítulos, entre ellos destacan: Sobre la retención del menstruo, Úlceras en el útero, Cómo se forma el feto después de la concepción, Sobre el parto difícil, Régimen de las mujeres embarazadas y parturientas, Sobre las mujeres gordas y flacas, El dolor de ojos… y así temas relacionados con la salud de las mujeres en sus distintas edades.

Su obra fue copiada y traducida a lo largo de siglos. Sus conocimientos del cuerpo femenino fueron utilizados por todos los estudiosos de la medicina, sin embargo muy pronto algunos copistas atribuyeron sus obras a su marido. En el siglo XV se negaba su existencia e incluso a principios del siglo XX se justificaba esa idea porque "en su lenguaje aparecen instrumentos quirúrgicos demasiado complicados y ninguna mujer escribiría tan explícitamente sobre cuestiones sexuales".

Es otra manera de matar a la mujer: negar su trabajo, su capacidad, su inteligencia, su historia.

Por eso desde aquí rescatamos su nombre y su aportación a la medicina.



jueves, octubre 18, 2007

HOMBRES CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA


HOMBRES CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA
MANIFESTACIÓN – DOMINGO 21 DE OCTUBRE
Con el título «ROMPIENDO EL SILENCIO» y coincidiendo con el aniversario de la Primera Manifestación de Hombres Contra la Violencia Machista, que tuvo lugar en Sevilla el 21 de octubre de 2006, una red de Foros de Hombres por la Igualdad pondrá en marcha durante este mes en todo el Estado Español una campaña de Hombres Contra la Violencia Machista, con el apoyo de la Delegación Especial del Gobierno sobre la Violencia contra la Mujer, y de Heterodoxia –Red de Hombres por la Igualdad.
Nuestra intención es romper un silencio: el que hemos mantenido demasiado tiempo en cuanto a la violencia machista, y que a los hombres nos hace especialmente cómplices. Las víctimas tienen padres, hermanos, hijos, amigos, vecinos, compañeros de trabajo... y conciudadanos. Pero la escasez de voces masculinas en contra nos hace pensar parece que, precisamente por ser hombres, tuviéramos dificultades para manifestar públicamente nuestra condena.
La violencia de género es un fenómeno social que sufren las mujeres, pero que ejercen los hombres en nombre de una supuesta superioridad masculina. Y no sólo son los asesinatos: es intolerable que todavía tantas mujeres sigan siendo agredidas, sometidas, acosadas, discriminadas, ninguneadas, y que permanezcamos indiferentes, callados o, a lo sumo, algo preocupados. Las mujeres, en su vida cotidiana, continúan sufriendo discriminaciones y abusos a manos de los hombres y el nivel de tolerancia social que aún existe hacia estos comportamientos nos parece inaceptable. El compromiso de los hombres con la igualdad debe llevarnos a alzar la voz y crear un clima de tolerancia cero hacia la violencia machista.
Esta convocatoria de actos pretende por tanto que se oiga la voz de los hombres igualitarios en el Estado Español; se trata de una red de grupos e individuos que se va constituyendo como movimiento emergente y diverso, pero necesario, de hombres que nos posicionamos claramente a favor de la igualdad y en contra de la violencia machista.
En Sevilla se realizarán varias actividades que culminarán con una Manifestación de Hombres contra la Violencia Machista, convocada por el Foro de Hombres por la Igualdad de Sevilla bajo el lema «EL SILENCIO NOS HACE CÓMPLICES: ROMPAMOS EL SILENCIO », el domingo 21 de octubre, a las 12 horas, desde la Pasarela hasta Plaza Nueva.
Anteriormente, el día 20 de octubre, se celebrará también en Sevilla un Encuentro de Hombres por la Igualdad, que quiere poner al día algunos de los temas claves que más nos preocupan. Los Hombres por la Igualdad observamos con preocupación cómo la defensa del Síndrome de Alienación Parental (SAP ) y el debate sobre Custodia Compartida están movilizando a algunos hombres (que se sienten vulnerados en sus derechos como padres) en contra de los esfuerzos por la Igualdad tanto del feminismo como de los hombres por la igualdad. En este encuentro/debate participarán hombres de todo el Estado Español (Cadiz, Sevilla, Valencia, Vitoria, Navarra, Madrid, Granada, Córdoba, Almería…). Posteriormente se hará entrega del II Premio «Hombre por la Igualdad », que en esta edición corresponderá al sociólogo Josep
Vicent Marqués, pionero en la defensa abierta de la igualdad entre hombres y mujeres e iniciador de los grupos de hombres igualitarios.
Otros actos —incluyendo encuentros, manifestaciones o actos públicos— se celebrarán del 18 al 21 de octubre en diversos puntos del Estado, como Barcelona, Córdoba, León, Madrid o Santiago de Compostela.
Estos actos marcarán el inicio de la campaña nacional «ROMPIENDO EL SILENCIO », que se extenderá hasta el Día Internacional contra la Violencia sobre las Mujeres el 25 de Noviembre con, entre otras actividades, una protesta virtual en YoGrito.com.
En la campaña estatal «ROMPIENDO EL SILENCIO» participan, entre otros, Foro de Hombres por la Igualdad de Sevilla, Grupo de Hombres de Vitoria-Gasteiz, Heterodoxia — Red de Hombres por la Igualda d, Grupo de Hombres contra la Desigualdad de Género de Madrid, Una Asamblea de Hombres contra la Violencia de Género de Madrid, Prometeo — Hombres por la Igualdad de León, AHIGE Catalunya, Foro de Hombres por la Igualdad de Roquetas de Mar, Foro de Hombres por la Igualdad de Córdoba, Homes Galegos pola Igualdade y YoGrito.co m, además de multitud de activistas a título individual.
Puede seguirse el calendario de acciones en la página de
Heterodoxia — Red de Hombres por la Igualdad: http://sindominio.net/heterodoxia

miércoles, octubre 17, 2007

Lesbia y Catulo


Curiosa historia la del poeta y la dama. Cayo Valerio Catulo (c. 84-54 a. C.) nació en Verona. De familia acaudalada, pronto se trasladó a Roma, y se integró rápidamente en la vida literaria y cultural de la ciudad. Allí conoció a Clodia, una señora casada bastante mayor que él, bella, culta y disoluta, a la que Catulo llama Lesbia en sus poemas, en recuerdo de la lesbia Safo, y que acabó convirtiéndose en su musa y en su tormento por sus constantes traiciones y, según él, por su lujuria sin freno. Ella es la protagonista de su poesía, que lo convirtió en el más importante autor lírico de la literatura romana.
En casi todos sus poemas más significativos e inspirados Catulo nos habla de sus experiencias dichosas, de sus frecuentes desengaños y reconciliaciones en su relación con Lesbia, y de la ruptura final de la misma y del amargo recuerdo que conserva de su relación con ella. Incluso en los textos, en que es también un maestro, en que acumula sátira y diatriba, el motivo es ella: celos, feroces ataques contra sus rivales...
De Clodia se sabe poco, y lo que se sabe es a partir del propio Catulo, que solo la retrata emocionalmente, y de Cicerón, que probablemente no sea mucho más objetivo. Aún en una época en la que la relajación de las austeras costumbres romanas tan solo apuntaba, Clodia tuvo fama por el elevado número de sus amantes. De no haber sido así, Catulo probablemente nunca podría haber tenido amores con ella. Se mueve entre el amor y el odio, pero siempre la trata con respeto.
Lo que es evidente, y llama poderosamente la atención, es que la vida libre de Clodia era de sobra conocida por su familia y su marido, por no decir por toda la ciudad romana que empezaba a abrirse a una especie de estado del bienestar que, aunque no alcanzara a todas las clases sociales, sí produjo cambios importantes en las costumbres y en el papel de las mujeres.
En los primeros tiempos de la república aún se solía exponer a las niñas no deseadas. Las aceptadas recibían instrucción hasta la edad del matrimonio. Siempre se casaron, o fueron casadas, muy jóvenes, pero seguían perteneciendo a su familia y no pasaban a la del novio, y tenían derecho a divorciarse, lo que representaba una igualdad sin precedentes en la historia. Esto, claro, referente a las mujeres libres. Podemos decir que las mujeres tenían en su conducta los límites que su educación y el necesario control de la natalidad les imponía. Ninguna familia romana media quería tener más de tres hijos, y generalmente las matronas preferían renunciar a una vida sexual relativamente satisfactoria a tener que sufrir innumerables abortos. Prostitutas y esclavas satisfacían a sus esposos, que no podían sentirse culpables: la puritana moral de la república hizo decir a algunos que un marido demasiado solícito podía inducir a su mujer a la concupiscencia. El único momento del año en que las mujeres eran libres era durante los cultos báquicos, las Bacanales. En éstas las mujeres bebían vino, prohibido para ellas, como hemos mencionado antes, y tenían relaciones sexuales heterosexuales y homosexuales. De todas formas las Bacanales desaparecieron por orden del Senatusconsultus de Bacchanalibus, que las prohibió en el 186 a.C., por ofender a las buenas costumbres. De todos modos, su existencia demuestra que, como en muchos otros lugares, el enamoramiento y la atracción erótica no eran, ni mucho menos, la base del matrimonio.
Con el paso del tiempo, y no mucho tiempo, la relación entre marido y esposa se equilibró. Ambos tenían que estar de acuerdo en todo y esta relación no terminaba a no ser que el marido pronunciara la famosa frase "tuas res tibi habete" (llévate tus cosas), o ella decidiera divorciarse.
La matrona romana podía salir libremente de su casa, acompañaba a su marido a cenas y recepciones (muy al contrario que la mujer griega), es partícipe de sus decisiones, se le cede el paso en la calle, nadie puede tocarla ni citarla a justicia. Puede intervenir como demandante o como testigo en procesos judiciales y, por supuesto, asistir a los espectáculos públicos.
Las virtudes que se consideraban inherentes a la mujer romana: austeridad, laboriosidad y fidelidad, fueron evolucionando, a partir del siglo I a.C., paralelamente a las de sus compañeros varones (salvo en la fidelidad, que ellos nunca observaron). Los divorcios, en la época imperial, eran numerosos y por cualquier motivo. Lejos quedaba la normativa atribuida a Rómulo por Plutarco: ..."promulgó también algunas leyes, de las cuales muy dura es la que no permite a la mujer repudiar al marido, concediendo a éste despedir a la mujer por envenenar a los hijos, por falsear las llaves y por cometer adulterio; si por otra causa la despedía, ordenábase que la mitad de su hacienda fuera para la mujer y la otra mitad para el templo de Ceres; y el que así la repudiase hubiera de aplacar a los dioses infernales"... (Vida de Rómulo, 22)
Para darnos cuenta del cambio tan radical en las costumbres de las clases acomodadas, solo hay que leer este texto de Séneca: "¿Es que hay todavía alguna mujer que se avergüence al ser repudiada, después de que algunas damas, de linaje noble e ilustre, cuentan sus años no por el número de los cónsules, sino por el de sus maridos, y se divorcian para casarse, y se casan para divorciarse? Eso infundía respeto mientras era una cosa rara; más tarde, como no había pagina en las actas (del Senado, de los sacerdotes y colegios) sin un divorcio, aprendieron a hacer lo que no cesaban de oír. ¿Hay ya vergüenza alguna de cometer adulterio, una vez que se ha llegado al extremo de que ninguna mujer tenga marido sino para excitar al adúltero? La castidad hoy en día es prueba de pusilanimidad"... (De beneficiis, 3, 16)
Por supuesto que en la historia del alto Imperio las vidas de las mujeres que conocemos son tristemente célebres, bien por su desenfreno (Julia, Mesalina, y en este grupo podríamos incluir a la misma Clodia), bien por sus artimañas conspirativas (Livia, Agripina). Los varones, por supuesto, no se conducían mejor. En cambio, poco se sabe de la vida privada y cotidiana de las mujeres burguesas, que mantuvieron por más tiempo las antiguas costumbres de la república, y casi nada de las clases más desfavorecidas, que a duras penas sobrevivían en las afueras de las ciudades.

domingo, octubre 14, 2007

Doris Lessing Premio Nobel de Literatura 2007

UNA por UNA

Cuando hace unos años atravesé una de las etapas más difíciles de mi vida, cuando me veía rodeada por un muro que no tenía fin en su altura, cuando el fragmento de cielo que se vislumbraba en lo alto era gris, cuando buscaba un asidero al que agarrarme para no deslizarme por un tobogán hacia la noche, un libro me llamó desde la mesa de una librería. Se trataba de “Un paseo por la sombra”, de Doris Lessing.

Fue el principio: ella me llevó poco a poco por mis cavernas, mis cuartos oscuros, mis miedos, al tiempo que yo la acompañaba desmenuzando cada una de sus ideas preconcebidas, de sus contradicciones, y descubría los años de su infancia y juventud.

Quiero trae aquí un episodio de este libro, “Un paseo por la sombra” que sintetiza muy bien todo lo que yo experimenté:

“Escribiendo expulso de mi interior cualquier desastre en potencia.

Hay un patrón dentro de mi cerebro, tiene que haberlo, según el cual el orden irrumpe en el desorden y en las situaciones extremas. Soy fruto de la Primera Guerra Mundial y de la destrucción que ésta causó en mis padres. Este patrón debe de estar también presente en el cerebro de otras personas, tiene que estar, porque no nos bastamos a nosotros mismos.

Mucho después de la época acerca de la cual escribo ahora, los años cincuenta, tuve la experiencia siguiente: A veces resulta útil visualizar un cuento, una historia o un incidente, algo que nos hable. En esta historia concreta un viejo leñador tiene que partir de su casa al amanecer para alejarse en pos de una Voz que lo llama. Yo había visualizado la montaña, las vertientes arboladas y, al pie de ellas, la pequeña cabaña del leñador. Me imaginaba la luz de la luna sobre los árboles y la tierra, desvaneciéndose por la proximidad del día. El anciano caminaba por el terreno quebrado en dirección a los árboles, pero de pronto… no pudo seguir porque un abismo interrumpía el sendero. Tendí un puente en el abismo y el viejo empezó a atravesarlo, pero antes de que alcanzara el otro extremo, la tierra comenzó a ceder, de modo que tuve que alargar el puente; llegó con dificultades a tierra firme y se encontró en la pendiente de una ladera que conocía como la palma de su mano, pues había vivido allí toda su vida, pero mientras andaba el suelo se desmoronó bajo sus pies. Para llevar a aquel hombre desde la puerta de su casa hasta un par de millas de distancia, donde finalmente pudo sentarse exhausto a esperar la Voz, fue necesario construir y reconstruir pacientemente toda la ruta, tender puentes, cavar pasos, y a cada momento la tierra daba paso a derrumbes y corrimientos.

Éste debe ser el patrón que rige mi mente, si no ¿qué otra cosa podría ser? A veces una cosa pequeña, o que puede parecer pequeña, como la imposibilidad de llevar a cabo una tarea tan simple como imaginar que un viejo recorra una ruta imaginaria por la falda de una montaña, puede decirnos tanto acerca de nuestra manera de ver la vida que se pone en tela de juicio todo nuestro pasado.

Si se tratase de una sola persona, yo, individuo insignificante determinado para el llanto, ¿a quién el importaría?”

Edit. Ediciones Destino

A mí me importó, a mí me ayudó, así aprendí a levantar puentes y cavar túneles para llegar hasta hoy y tengo que seguir alerta a cualquier nuevo deslizamiento de tierra bajo mis pies.

Y hoy me entero de que le ha sido concedido el Premio Nobel de Literatura y todos los periódicos hablas de ella, de su obra, de su trayectoria política… Y me alegro porque es la ocasión de que su obra entera vuelva a editarse. Así las nuevas generaciones (y también las viejas) tendrán oportunidad de leerla y conocerla.



sábado, octubre 13, 2007

Los niños con los niños, las niñas con las niñas: La vida en rosa

A mí es que se me funden los plomillos (por supuesto, rosas). Ya lo decía yo cuando en un reportaje de El País Semanal titulado algo así como "Las mujeres toman el mando" vi que el invento consistía en pintar móviles, portátiles y todo tipo de artilugios sofisticados de ese odioso color, aunque comenzaban afirmando que "El fenómeno no consiste en teñir todos los productos de rosa". Que, cuando algo es para mujeres, tiene que ser rosa, como los patucos que lucíamos de bebés o como la mitad de la ropa que lucen las nenas canis, que es que no sé cómo en Semana Santa no se ponen una mantilla rosa sobre el chandíta blanco de toda la adolescencia de dios. El rosa es el color de la vida fácil ("todo se ve color de rosa"), el color de la femineidad (¿eso exactamente en qué consiste?), pero, aún con más propiedad, es el color con el que nos han teñido: el color de las Barbies.
Fijaos qué frase más acertada la de este señor: "Si buscas nuevos compradores, píntalo de rosa y di que es para el público femenino". Es la triste realidad, ampliada por la circunstancia no menos triste de que si eso funciona es porque hay una clientela dispuesta. Vamos, que nosotras compramos rosa, o aceptamos regalos en rosa.
La imagen corresponde a lo ultimillo de "No puedo creer que lo hayan inventado". Claro que en este caso sí que podemos creerlo. Lo del Monopoly es un colmo más, pero yo pienso comprármelo. Fijaos, cuesta solo 16 eurillos. Porque otra cosa es que todo lo rosa es mucho más caro.
Yo no sé, pero no veo que los artículos supuestamente destinados al consumo masculinos sean preferentemente de color celeste; ¿el color de la masculinidad?

martes, octubre 09, 2007

Olvido García Valdés


UNA por UNA

Retomamos nuestro compromiso anunciado a mediados de septiembre. Las mujeres asesinadas por sus parejas no pueden ser olvidadas.

Y precisamente hoy, cuando una mujer de Córdoba ha perdido la vida, otra mujer ha obtenido el Premio Nacional de Poesía.

Y su nombre es Olvido García Valdés.

Olvido García Valdés nació en 1950 en Santianes de Pravia, Asturias.
Es profesora de Lengua y Literatura en un instituto de Toledo. Es miembro del consejo editor de la revista El signo del gorrión y codirectora de la revista Los Infolios. Recibe el accésit del Premio Esquío en 1989 con Exposición. En 1990 gana el Premio Ícaro y tres años más tarde el Premio Leonor.

Traemos aquí un poema suyo de Caza nocturna, 1977

Foto: El País.

ESCRIBIR EL MIEDO ES ESCRIBIR...

escribir el miedo es escribir
despacio, con letra
pequeña y líneas separadas,
describir lo próximo, los humores,
la próxima inocencia
de lo vivo, las familiares
dependencias carnosas, la piel
sonrosada, sanguínea, las venas,
venillas, capilares

De "Caza nocturna" 1997

jueves, octubre 04, 2007

Hiyab

Descubro en la fantástica bitácora Iguales en las Tres Mil un vídeo que me ha dado mucho que pensar.

Hyyab es un premiado cortometraje del realizador alicantino Xavi Sala que cuenta la historia de Fátima, una niña española de cultura musulmana.


Lo publico aquí para abrir un debate sobre un tema que deberíamos tratar en nuestra comunidad educativa, con todos sus matices y buscando la coherencia.

lunes, octubre 01, 2007

Aspasia y Pericles


Atenas, siglo V a.C. En la primera democracia de Europa, todos los ciudadanos tenían derecho a voto y el deber y el derecho de participar en la vida política y en la gestión de la polis. Pero por ciudadano se entendía “varón nacido en Atenas, de progenitor ateniense, de condición libre: élite minoritaria que nunca alcanzó la cuarta parte de la población total: no contaban los esclavos, los niños, los extranjeros (metecos) ni las mujeres. Estas quedaban excluidas de cualquier participación en la vida pública.
La marginación del sexo femenino comenzaba de hecho desde la concepción. Los griegos no eran ambiciosos, el trabajo era el imprescindible para mantener una vida digna, incluso a veces simplemente una vida. No se podía mantener a muchos hijos: un varón que heredara los bienes familiares y una hija que entregar en matrimonio, gravosa por la obligación de otorgarle una dote, eran más que suficientes. Los medios anticonceptivos eran rudimentarios y, aunque se practicaban abortos, era frecuente el nacimiento de hijos no deseados. Se podía admitir un hijo más, pero era raro que se criara a dos hijas. El infanticidio femenino era frecuente. Los bebés no deseados solían exponerse en la colina del Lycabetos, próxima a la Acrópolis. Las parejas que no podían concebir acudían allí a recoger a algún niño abandonado. Pero era muy raro que adoptasen a una niña.
Si la niña crecía en el seno familiar, no podía tampoco acceder a educación alguna. Salvo en Esparta, no había escuelas especiales para muchachas y la instrucción no se dirigía a ellas. Todo lo aprendían en el ámbito privado de su madre, hermanas o esclavas. Y lo que aprendían quedaba relegado a la vida en la casa: el mantenimiento de las posesiones y las tareas domésticas, el cuidado de los niños eran sus tareas cotidianas. Sus salidas se limitaban a recoger agua en las fuentes próximas, en las que se desarrollaba su escasa vida social. Incluso quedaban excluidas de las cenas que sus maridos celebraban en el hogar en compañía de sus amigos (simposioi), a las que no era raro que acudieran prostitutas al final de la noche. Los matrimonios no eran fruto de una relación privada hombre-mujer, sino una transacción masculina, un contrato entre el padre de la novia y su futuro marido. El padre entregaba a la hija junto con una dote, y ésta pasaba de la casa paterna a la casa del marido, propiciando con ello el orden ciudadano: la herencia y los hijos legítimos, futuros ciudadanos de la polis. Las muchachas solían casarse cuando llegaban a la pubertad, mientras que los hombres lo hacían ya en una edad madura para la esperanza de vida de la época, en torno a los treinta años.
Todo ello hacía difícil que hubiera un acercamiento igualitario y satisfactorio entre hombres y mujeres, incluso entre esposos. Difícilmente podría encontrar alicientes un hombre culto en la relación con su mujer debido a sus carencias. Los hombres encontraban más ocasiones de compartir sus intereses y aficiones con personas de su mismo sexo, lo que propició en la sociedad ateniense las relaciones homosexuales entre varones, en absoluto mal vistas, y el éxito de las pocas mujeres cultivadas que tuvieron ocasión de vivir en la Atenas del siglo V: las hetairas.
La misma palabra con que se las designa, hetairas, dice mucho de su consideración entre los hombres: ἑταίρα significa compañera, plano de igualdad del que distaban mucho las esposas legítimas de los atenienses.
No eran una clase numerosa: principalmente extranjeras (procedían casi todas de las ciudades griegas de Asia Menor, tenían un gran renombre no tanto por su belleza como por su refinada educación y su inteligencia, que ellos reconocían como equiparable a la propia. Las heteras podían tomar parte en los simposioi, y sus opiniones y creencias eran además muy respetadas por los hombres.
Ese papel desempeñó Aspasia de Mileto, mujer que vivió en el siglo V, y que estuvo unida a Pericles desde aproximadamente el año 445 hasta la muerte de este en 429. mujer extraordinariamente hermosa e inteligente, fue maestra de retórica, y se cree que fue autora de alguno de los discursos del estratego ateniense. Despertó la admiración de filósofos, políticos y artistas, y en igual medida la envidia de algunos de sus conciudadanos. Mujer nacida en un ambiente más libre que el de la sociedad de Atenas, probablemente llegó allí buscando el brillo que las hetairas tenían en ella. Hacia el año 445 Aspasia conoció a Pericles, líder del partido democrático y que desde el año 461 era la máxima autoridad política de Atenas.
Pericles se enamoró de ella y fueron amantes durante varios años, hasta que finalmente Pericles se divorció de su mujer, con la que tenía dos hijos, y pasó a vivir públicamente con Aspasia. Incluso contrajeron matrimonio.
Aspasia encajó perfectamente en el círculo de amistades de Pericles y ocupó el papel de lo que hoy llamaríamos "primera dama". Suscitó en cambio la rivalidad y la envidia de los detractores de su marido, que incluso llegaron a denunciarla ante el Aerópago por el delito de haber ofendido a los dioses. Este era un delito muy grave en la Grecia antigua, que podía ser castigado incluso con la muerte, como le ocurrió a Sócrates. El propio Pericles intervino en su defensa y habló durante tres horas ante el tribunal. Tuvo que recurrir a todo su prestigio y elocuencia, e incluso a sus lágrimas, para lograr la absolución de su esposa. Según Plutarco (citando a Esquines) "vertió por ella muchas lágrimas, haciendo súplicas a los jueces". Su vida pública mantuvo su interés solo en los años que duró su convivencia con estos dos hombres poderosos. Después ya no mantuvo ninguna relación de convivencia con ningún otro hombre ilustre. Si poco sabemos de su vida anterior a su encuentro y posterior unión con Pericles, menos sabemos aún de lo que fue de ella tras la muerte de su segundo marido.
Con respecto a Pericles, siguiendo la costumbre ateniense, se casó en primer lugar con una de sus familiares más cercanas, con la que tuvo dos hijos. En 445 adC Pericles se divorció de su mujer y se la ofreció a otro marido, con el acuerdo favorable de sus parientes masculinos más cercanos.
La mujer a la que realmente amó fue Aspasia. Su gran tragedia personal fue la muerte, por culpa de la epidemia, de su hermana y de sus dos hijos legítimos, tragedia de la que nunca llegó a sobreponerse.
Justo antes de su muerte los atenienses permitieron un cambio en la ley de 451 adC que convertía a su hijo con Aspasia (de sangre ateniense sólo por parte de su padre), en ciudadano y heredero legítimo, una decisión sorprendente teniendo en cuenta que fue el propio Pericles quien propuso en un principio la ley que limitaba la ciudadanía a aquellos que naciesen tanto de padre como de madre ateniense.
Pericles falleció durante una epidemia de peste en el año 429. Aspasia se casó entonces con otro ateniense, un rico comerciante llamado Lisicles, con el que también tuvo un hijo. Lisicles murió poco después, en el año 427.
Tras la muerte de su segundo marido, la información que tenemos sobre Aspasia es prácticamente nula. Parece ser que se retiró de la vida pública, y que vivió en una casa de campo donde daba lecciones a jóvenes alumnas con el objetivo de transmitir sus conocimientos. Solo se tienen noticias fiables de su vida en el periodo comprendido entre su unión con Pericles y la muerte de Lisicles. Por tanto, su vida pública tuvo interés para sus contemporáneos mientras duró su convivencia con estos dos hombres, pero no es extraño, puesto que en sus circunstancias fue una mujer excepcional.

"Los hombres pueden aguantar oír como se elogia a otros sólo mientras que se pueden persuadir a sí mismos de su propia habilidad de igualar las acciones ensalzadas: cuando se supera este punto, la envidia aparece, y con ella la incredulidad."
Discurso fúnebre de Pericles, tal y como lo recogió Tucídides (II, 35)