martes, septiembre 18, 2007

Salomón y Makeda, la Reina de Saba.

Iniciamos con esta entrada una nueva serie que, como la de "Personajes femeninos y masculinos de la literatura", no pretende ser exhaustiva. Solo ilustrar, a través de la historia de una pareja, las relaciones entre hombres y mujeres de diversas épocas en la historia de la humanidad.

Siglo X aC.

Después de siglos de vicisitudes y peregrinaciones, un pueblo patriarcal y monoteísta estaba ya instalado en la Tierra prometida y en su época de máxima prosperidad.

Esta sociedad no era solo patriarcal: era profundamente misógina. Casi todas las mujeres de las que se habla en el antiguo testamento han resultado, según sus autores, una desgracia para la raza humana en general y el pueblo de Israel en particular: la primera mujer, Eva, fue la causa de la pérdida del paraíso; la mujer de Lot, Judith, Dalila, Jezabel, resultan odiosas o peligrosas. Solo se redime la mujer que resulta fiel o casta, como María.

La ley, que emanaba de la divinidad, recoge infinitos prejuicios en contra de las mujeres: el Deuteronomio ordena matar a la mujer que resulta no ser virgen al contraer matrimonio. El Levítico dice literalmente: “Habla a los hijos de Israel y diles: La mujer cuando conciba y dé luz a un varón, será inmunda 7 días.... Y si diera luz a una niña, será inmunda dos semanas..."

La tradición nos cuenta en cambio que las civilizaciones del Cuerno de África en aquella época eran en su mayoría matriarcales. Poco más se sabe. Uno de ellos sería el legendario reino de Saba.

En este marco se produjo el encuentro del Rey Salomón y de Makeda, la reina de Saba.

La historia de sus amores es casi más leyenda que historia cierta. De ella hablan la Biblia (libro de los Reyes) y el Corán (recogiendo la tradición etíope):

El libro de los Reyes de la Biblia (I Reyes:10) relata la visita de la reina a la corte de Salomón, en Jerusalén, con una caravana de camellos cargados de especias, oro y joyas, queriendo no desmerecer del rey de cuyas riquezas había oído hablar maravillas. Sin embargo, el esplendor de la corte de Salomón la abrumó. La reina acosó a Salomón con preguntas difíciles (que no aparecen citadas) y quedó sorprendida ante el conocimiento revelado por sus respuestas. La sabiduría de Salomón era tan famosa como sus riquezas.

Asimismo se habla de una visita de Salomón a Saba. La verdad histórica de estas relaciones debe pasar por las relaciones comerciales que Salomón propició con todos los reinos de su entorno e incluso en territorios lejanos, relaciones que con frecuencia afirmó trabando lazos matrimoniales con mujeres nobles y princesas de estos países. Se habla de cientos de mujeres y concubinas, a las que trataba de complacer construyendo templos dedicados a divinidades de sus países de origen. Esto estuvo mal visto por sus conciudadanos, que con frecuencia lo acusaron de permitir que la lujuria desviase su corazón. Pero no fue la lujuria el motivo probable de tantos matrimonios en una sociedad que ya nunca fue dada a la poligamia. Llegó a tomar por esposa a una hija del faraón de Egipto, y sus amores con Makeda no llegarían nada más que a breves encuentros en sus correspondientes viajes seguramente por la condición real de ambos.

El hecho de que Salomón honrase a sus esposas y concubinas con la construcción de templos dedicados a sus dioses indica que el trato que les dispensaba era muy distinto del que los hebreos tributaban a sus esposas legítimas, obligadas a la sumisión y la obediencia, pero no habría alterado en cambio estas costumbres: antes al contrario esta actitud real era vista como una extravagancia, punible desde todo punto de vista por el dios único que todo lo ve y todo lo controla.

Puede ser que, como relatan estas antiguas crónicas, la Reina se impresionara e incluso enamorara de Salomón. Pero la sociedad del reino de Saba, según la tradición, era matriarcal. Si la reina de Saba fue un personaje histórico, lo más probable es que hiciera el largo viaje a Jerusalén por razones diplomáticas y comerciales más que por curiosidad, y que Salomón devolviera la visita por el mismo motivo.

Pero siempre resultan más atractivas las historias de amor que las más frías historias de dinero.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Este Sr. o Sra. que ha escrito esto no debe de haber oído hablar de Dévora, una mujer hebrea que fue jueza del pueblo de Israel en la época Bíblica de "Jueces", mucho antes de nacer Jesucristo y que le dió al pueblo israelita grandes victorian
Es cierto que su cultura era machista, si bien Dios quiso desde siempre que el hombre y la mujer fueran sólo uno, y hubo grandes creyentes que, aunque influenciados por su cultura, en ningún momento fueron misógenos, sus mujeres mismas les entregaban a sus siervas para tener hijos, debemos tener en cuenta que no todos los judíos, ni mucho menos, eran creyentes o, mejor dicho, se sometían a la voluntad de Dios.
Es difícil no aprovechar nuestra imaginación y meter nuestro entendimento por nuestra educación y cultura al juzgar el pasado o al juzgar a todo un pueblo en una época pasada.
Salomón tuvo 700 mujeres y 300 concubinas, está en el libro histórico (aparte de para los creyentes es una obra litararia e histórica excepcional). En el libro de Reyes se pueden leer muchas cosas de Salomón y como al final de sus días, dejó de estar atento y se dejó llevar, de ser un hombre de Dios impresionante y sabio se dejó llevar a la adoración a otros dioses...pero esto sirve para estar alerta, al fin y al cabo cada uno tenemos nuestros propios "dioses"...