domingo, mayo 27, 2007

AUNG SAN SUU KYI


Agradezco que El País, en su edición del domingo 27 de mayo, dedicara una página a una de las mujeres injustamente olvidada, o al menos un poco olvidada en la actualidad, pero no por ello menos valerosa.
Se trata de Aung San Suu Kyi, cuya oposición al régimen militar de Birmania (actualmente Myanmar) hace que lleve once años ininterrumpidos de arresto domiciliario. Aunque fue en 1989 cuando conoció su primer arresto en casa hasta 1995, las presiones internacionales hicieron que le concedieran la libertad, pero duró realmente poco ya que en ese periodo, apoyándose en su máxima de no violencia, recorrió el país alentando a la población a la desobediencia civil para exigir la puesta en marcha del Parlamento democráticamente elegido en 1990 y cuyo resultado el régimen militar no quiso acatar.
En 1996 volvío a sufrir arresto domiciliario y en esa situación continúa (once años ininterrumpidos). El Golfo de Bengala está lejos, pero la comunidad internacional no puede dar la espalda a esta situación de absoluta injusticia, respecto a esta "Mandela birmana", como se le llama, que por su actitud no violenta, reclamando los derechos de una nación, mereció diversos y prestigiosos premios como Rafto , Sajárov y, en 1991, el Nobel de la Paz. Lamentablemente los intereses políticos de las potencias occidentales respecto a la zona del sureste asiático se están modificando y parece que la actual Myanmar (Birmania) está estrechando lazos con la India, por lo que las consecuencias de aquel golpe de estado de 1988, con la instauración del Consejo de la Restauración, la misma institución militar que pervive con otro nombre, parecen no importar ahora mismo tanto al resto de los países. Mientras, esta valerosa activista ha consumido ya un total de 17 años en arresto domiciliario.

1 comentario:

Juana G. Linares dijo...

También el mismo día El país presentaba otro reportaje sobre otra mujer comprometida, en este caso una china:Zeng Jinyan. Una joven de 23 que se ha convertido en la "más temida por el gobierno chino" debido a su capacidad de lucha recurriendo e informando a las ONGs de lo que está ocurriendo en su país.
Casada con Hu Jia, un reconocido activista de defensa de los derechos humanos y del medio ambiente, denunció su desaparición vía internet y, gracias a la presión internacional fue liberado a los 41 días de su secuestro. Desde entonces se han convertido en la voz que denuncia los abusos del gobierno chino que pretende dar un aire de modernidad que no enturbie los futuros juegos olímpicos.
Es otro ejemplo de la lucha por los derechos humanos llevada a cabo con procedimientos pacíficos: la denuncia y el compromiso por la libertad.